JORNADA NACIONAL DE LUCHA
ARTICULO DE PUNO
El magisterio y las luchas populares
Importantes
movilizaciones en casi todo el país, desenvueltas desde hace varias semanas,
contra la Ley del servicio Civil y la propuesta de una nueva Ley de Reforma
Universitaria, remataron el día 4 de julio con una Jornada Nacional de Lucha
que ha tenido como centro de enfrentamientos la capital de la Republica, Lima,
sin soslayar otras que en diversas regiones del país, han dejado como saldo
decenas de detenidos, heridos y hasta 1 muerto por la brutal represión policial
como en Barranca, al norte de la capital.
Miles de
personas, trabajadores del sector estatal, así como estudiantes universitarios
y maestros, se han movilizado en diversas regiones del país, rechazando la ley
del Servicio Civil, que como la inconstitucional y autoritaria Ley de Reforma
Magisterial, apuntan en esencia al despedido masivo de trabajadores.Este despido
compulsivo, forzado y obligatorio que es en el fondo lo que se busca con esta
ley, pretende ser negado y ocultado por el gobierno y sus funcionarios. Resulta
ahora, que lo que busca la Ley es “beneficiar” a los trabajadores,
“reconocerles” derechos y otros beneficios sociales y económicos, etc., etc.El
mismo canto de sirena con que el fujimorismo arrebato en los 90 diversas
conquistas de la clase y las masas trabajadoras. Seudos especialistas en
derecho laboral, neoliberales a ultranza, han salido a defender esta Ley de
marras, señalando que “ya no son los años del fujimorismo”, en que se
liquidaron derechos y dieron despidos por cientos de miles en el país, que
ahora lo que se busca es “mejorar la situación laboral” de los trabajadores,
queriendo sembrar así el acatamiento dócil a estos nefastos proyectos. Pero, a más
ya de dos décadas de aplicación neoliberal, el pueblo y las masas trabajadoras comprenden
perfectamente, las supuestas bondades de estas leyes y el interés que busca el
Estado.
A casi dos
años del gobierno reaccionario y de derecha de Ollanta Humala, el clima de
lucha social ha empezado a agravarse en nuestro país. La más grande y grave
crisis económica mundial del capitalismo, en su sexto año no muestra aun salida
y por el contrario con una recesión económica en marcha, ha comenzado a
extenderse a aquellos países, que como el Perú, se consideraban incólumes,
resistentes, “blindados” a los embates de esta crisis. Según los mejores deseos
de los propios analistas económicos, la economía peruana no pasara de un 4 o 5% este año, con una
importante caída en las exportaciones, con precios internacionales como el de
los minerales también a baja (siendo de gran importancia para la economía,
teniendo en cuenta que los ingresos por este sector son la base de la
economía), con mercados internacionales que se contraen ante la crisis, etc., a
la cual ha empezado a sumarse una ligera recesión y un “enfriamiento” en la
economía peruana, derivando para el Estado una necesidad seguir profundizando
su economía neoliberal que hoy se concreta en un plan de nueva acumulación
originaria de capital, para esto implementaran menor gasto social (como en
educación , salud, etc.), una mayor exacción fiscal (más impuestos para el
pueblo) y “reingeniería” del aparato estatal (reducción de sueldos, negación de
derechos, recortes de beneficios, disminución de planillas, despedidos). Todo
lo que en lenguaje neoliberal es “justo y necesario”. Y, si así están las
cosas, ¿no es correcta la justa conclusión a que llegan las masas trabajadoras,
de que serán ellos como siempre quienes paguen los platos rotos de todas las
malandrinadas del capitalismointernacional y sus compinches en el país? Por
supuesto que sí. Y serán los despidos, una de las armas que utilice el Estado
para “aligerar el lastre” (pues así consideran a los trabajadores) demostrando
otra vez que son el pueblo y la clase los que cargan siempre con todas las crisis
que ellos y su caduco sistema engendran.
Pero no solo
son las medidas económicas que toma el Estado las que han elevado la
temperatura de crisis y lucha social en el Perú, sino también los planes de
control político que pretende como en el caso de las universidades. Sabemos ya
por fundamento, y cansancio también, que la crisis de la educación en el Perú,
en todos sus niveles, formas y “colores”, es estructural, de base, y no por
“decreto” esto se va a corregir y menos superar. Que hay mafias enquistadas en
la universidades, que se han hecho de estas solo “empresas” y de la educación
un fin de lucro, donde egresan cada año tecnócratas mediocres y profesionales
desalmados, sin el más mínimo espíritu de solidaridad ni preocupación por los
demás, no es conclusión sorprendente hoy, es el resultado de 192 años de
fracaso republicano y sometimiento a los imperialismos de turno, agudizado por
estas últimas décadas de profundización neoliberal. Y como con los maestros,
quien para el Estado es el responsable de su crisis, nuevamente como Pilatos
pretende lavarse las manos, culpando a alumnos y autoridades de ser
responsables del fracaso de la educación universitaria.Pretende ponerse el
Estado “por encima” de cualquier interés terrenal, sin ninguna responsabilidad
en los asuntos y problemas sociales, un ser inimputable, casi casto y virginal,
“sin pecado concebido”, al que solo faltaría la santificación para “elevarse”
por encima del “bien y del mal”. Entonces si el Estado no quiere, o no puede
cumplir,con sus obligaciones ¿para qué existe este Estado?¿Solo para imponer
sus leyes que benefician a un puñado y reprimir al pueblo cuando no las
cumple?Que este proyecto colisiona con conquistas del movimiento como la
autonomía universitaria, es tan real como que atenta contra privilegios y
gollerías de mafias enquistadas en las universidades, públicas o privadas, que
han hecho del saqueo, chantaje y la corrupción un “modus operandi” de ciertas
autoridades y alumnos mercenarizados en las universidades. Pero, si algunos
incrédulos todavía confían en el gobierno y sueñan con su “gran
transformación”, échense agua a la cara y pónganse de pie. La motivación del
gobierno solo es la de tener el control político de las universidades, para
poner a un importante sector social, como es la juventud, tras sus planes y
contener cualquier contagioso “mal ejemplo” de lucha como las que desde hace
buen tiempo se desenvuelven en Chile, Colombia o México y en otros lugares del
mundo en donde, para bien o mal, la juventud ha cumplido un papel determinante
y clave.
El mal, casi
crónico en todo este desarrollo de la lucha popular, sigue siendo la de
organización. Como ganado sin dueño cada sector se lanza a la calle, con su
propia reivindicación y su propio plan de lucha, sin un mínimo afán de concertar
y unificar la lucha. Por el contrario, algunos elementos dentro de las
organizaciones populares y gremiales siguen con su nefasta labor de soplonaje y
calumnias contra los más consecuentes dirigentes. Los Hammer Villena en la
capital se reproducen aquí en Puno con los Curros, Paricahuas y Luques Chayñas.
Si no se
fortalece la organización popular y sindical, pero principalmente su vanguardia
política, téngase por seguro el que neoliberalismo y la
derecha recalcitrante seguirán su camino sin mayores problemas, arrasando
cualquier tibio intento popular por contenerlos. De nosotros depende, del
sector consecuente, no postergar más el día de la verdadera emancipación de la
clase y nuestro pueblo.
Puno, 6 de julio
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