La clase obrera y
el pueblo en su larga brega y lucha contra el sistema capitalista, debe
proseguir combatiendo al neoliberalismo, la globalización y el plan económico
de nueva acumulación originaria, enarbolando las banderas que estableciera
Carlos Marx hoy plenamente vigentes y a la orden del día: salario, jornada y
condiciones de trabajo.
A más de 5000 msnm se encuentra una de las ciudades
más altas en el mundo, el centro poblado de La Rinconada, en la provincia de
San Antonio de Putina, departamento de Puno. Lugar donde cientos de familias
obreras sobreviven a las condiciones de explotación y opresión a la que este
sistema las condena. En nuestro país, existe la grande, mediana y pequeña
minería; en el caso de las dos primeras el sistema capitalista lleva adelante
su agresivo plan de nueva acumulación originaria bajo una legislación que los
beneficia ampliamente, esquilmando a la clase y el pueblo, así como
despojándola de sus medios de producción, sumiéndolas en las peores
condiciones, negando derechos y libertades que la propia legislación reconoce.
Pero es en la pequeña y la microminería donde se ubica
principalmente la minería llamada informal,
a la que el Estado busca demarcar geográficamente y controlar a favor de
la gran minería. Al Estado no le interesa el proletariado minero ni sus
derechos fundamentales, sino la concentración de capitales, por eso pretende
formalizarlos para controlar su actividad e imponerle tasas tributarias.
Sin embargo, este tipo de minería informal actúa con
el aval de los gobiernos de turno. Ahí están los casos de congresistas como el
aprista Tomás Cenzano, quien en 2010 generó polémica por ser concesionario en
La Rinconada y deber a la Sunat más de S/. 400 millones o el fujimorista
Francisco Ccama, accionista de un empresa de extracción de oro en Ananea, quien
tenía denuncias por contaminación ambiental en el río Ramis.
Cerca de 15 000 obreros, entre hombres y mujeres que
venden su fuerza de trabajo en las distintas faenas, lo hacen en las peores y más crudas
condiciones. Cada día es una suerte seguir con vida y no morir en la mina, al
año fallecen entre 40 y 50 mineros por no contar con los medios de protección necesarios, a pesar que
existen reglamentos a nivel nacional e internacional que resguardan la
seguridad y la salud de los trabajadores.Así al proletariado se le explota para
beneficiar al sistema opresor, por lo que la clase y el pueblo nada deben
esperar de quienes tienen el poder, sólo
a través de sus luchas y bajo una dirección proletaria podrán desarrollar su
propio camino. Se tiene que defender el derecho al trabajo como derecho
fundamental del pueblo y exigir las demandas concretas establecidas como
¡Defensa de las condiciones de trabajo de la clase obrera! ¡Exigimos que toda
empresa garantice el costo de los implementos de trabajo y las condiciones que
protejan la vida, la salud y el bienestar de los trabajadores!, ¡Exigimos que los empresarios asuman las
implicancias económicas, legales y de cualquier índole de los accidentes o enfermedad de trabajo! y
¡Exigimos el derecho de los trabajadores mineros a trabajar en un ambiente
seguro y ventilado!
En socavones de 400 metros o más el proletariado
minero lleva una lucha diaria por sobrevivir, respirando poco oxígeno y más
gases tóxicos nocivos para la salud sin los elementos necesarios para
protegerse, además de trabajar a temperaturas a más de 15 grados bajo cero.
Entre las faenas que se realiza también tenemos a las mujeres obreras llamadas
pallaqueras, compuesta por las esposas de los obreros que a la vez son amas de
casa, madres solteras, o quienes han perdido a sus esposos en la mina; son ellas las que forman parte del último
escalón de la cadena de búsqueda del oro. Su trabajo consiste en seleccionar
manualmente con un rastrillo, las rocas con contenido de oro que se hallan en
los desmontes desechados por la mina para luego ser llevado a los molinos
locales y separar el oro.
“En la mina nuestros esposos trabajan, pero no traen
mucho, en un mes 200, 300 soles no alcanzan para nada, para
pagar el agua para la luz, por eso nosotros pobres venimos a pallaquiar al
desmonte. El gobierno nos quiere matar de hambre.”, es uno de los tantos testimonios que
recogimos como parte de una investigación realizada el año pasado.
Mujeres que por su doble opresión son aherrojadas al
incorporarse al sistema productivo general para la generación de mayor
plusvalía a costa de desangrarlas explotándolas y arrasando sus derechos.
Mientras su compañeros de clase se ven sujetos a trabajar mediante la modalidad
de “cachorreo”, que consiste en trabajar gratis en un socavón para un
contratista; luego de 30 días de avanzar y perforar la roca, éste les paga con
uno o dos días más para extraer de 3 ó 4 perforaciones todo lo que saquen en
oro y la ganancia sea repartida entre unos 300 mineros. Modalidad que viene
desde la época de la Colonia y es una expresión de los rezagos semifeudalesque
existen en una sociedad que hoy es capitalista y dependiente del imperialismo,
tras haberse desenvuelto todo un proceso de 100 años de capitalismo burocrático
y veinte de neoliberalismo.
El 76.6% de la población de La Rinconada se dedica a
las labores minero-artesanales trabajando para contratistas, y el resto lo hace
de forma independiente o como intermediarios. Y pese a las extenuantes horas en
las que venden su fuerza de trabajo, más del 70% de los obreros mineros reciben
ingresos por debajo de los 650 soles. En el actual sistema capitalista el
salario no permite cubrir las necesidades elementales, es decir los medios
necesarios para la subsistencia del obrero y su familia, por lo que su
incremento debe darse de acuerdo al costo de vida. Por ello: ¡Exigimos que el
salario sea establecido en base a la composición de una canasta básica que
contemple: alimentación, vivienda, vestido, salud, educación, recreación y
cultura, e incluso transporte y comunicación! ¡Respeto a la jornada de 8 horas!
En trabajos nocturnos exigir: jornada más corta, mayor remuneración y en
condiciones más reparadoras.
El actual gobierno de derecha de Ollanta Humala viene desarrollando su plan
económico de nueva acumulación originaria de capital, de mayor explotación y
esquilmación a la clase, el pueblo y los recursos naturales. Plan que consiste en el despojo de los medios
de producción, en la concentración de tierras principalmente en el norte, en la
redoblada represión que no benefician ni a la clase ni al pueblo. Y un plan
político de unir a todos los defensores del sistema para impedir que el camino
del pueblo se desenvuelva, desviándolo con programas sociales que sólo son
migajas, paliativos que no solucionan el problema de fondo. A la par, la lucha popular masiva se sigue desarrollando,
y vemos cómo la clase obrera y el pueblo expresan su rechazo al desenvolviendo
de estos planes y luchan contra la apropiación de la tierra, por defender los
recursos naturales, contra la expansión minera, además de la vigencia de las
tres banderas de la clase: aumento de sueldos y salario, respeto de las ocho
horas y mejores condiciones de trabajo. De lo que se deriva que la
contradicción principal pueblo- Estado se viene agudizando.
Una ciudad hacinada y tugurizada
En menos de 30 años el centro poblado creció
considerablemente llegando a tener más de 10 mil habitantes, la mayoría son de
otras provincias.
Así tenemos que el 31.2% son de San Antonio de Putina, el 28.3% de Azángaro, 13.2% de San Román,
7.5% Sandia, 5.4% Huancané.
En La Rinconada,
la población vive sin agua y desagüe, la mayoría sin fluido eléctrico, y las
condiciones sanitarias son deplorables llegando al extremo de ver las calles
infestadas de basura y desechos.
¡Respeto al derecho a la sindicalización y la huelga!
“Uno ya no puede abrir la boca por el temor de que nos
metan presos. No hay sindicato, no hay unión” es la opinión de un obrero minero. En el centro
poblado, el derecho a la sindicalización
no es respetado, siendo una conquista de la clase que ha costado la vida de
muchos que lograron alcanzar este derecho, estipulado en la Constitución, de lo
cual deriva exigir que se respete. La
clase debe tener como una de las formas de organización a los sindicatos para
combatir por sus derechos políticos y sociales en función de la brega del
proletariado por el cumplimiento de su papel histórico en perspectiva. Así como el derecho a la huelga, como forma
principal de lucha en el campo económico. La libertad de los obreros es hacer
huelga, la del burgués, usar la fuerza, la represión para deshacerla. Debemos
exigir: ¡Conquista del derecho a la sindicalización de todos los trabajadores
contratados temporalmente bajo cualquier modalidad! ¡Respeto irrestricto al
derecho a huelga! ¡No a las reglamentaciones legales!
A todo esto, concluimos que el proletariado minero
informal o artesanal debe organizarse para luchar por defender las tres
banderas tales como salario, jornada y condiciones de trabajo, exigiendo se
respete su derecho al trabajo y que la actividad laboral que realiza es
legítima porque con ello lleva sustento a su hogar. De allí la necesidad de que
se le garantice su derecho a la salud y jubilación, a la sindicalización como
un derecho arrancado por la clase y el pueblo. Así como exigir sean
beneficiados del canon minero que administran las regiones con conquistas que
le han sido negadas, como programas de vivienda, luz, agua, desagüe, telefonía;
educación básica y superior, entre otros. Sólo bajo estas condiciones podrá
darse la lucha por la formalización, la cual debe ser la lucha por el
reconocimiento de su actividad laboral y derechos fundamentales.
Apuntes:
-La producción de oro en La Rinconada en el 2010, se
calculaba entre 2 y 10 toneladas anuales, cotizándose en el mercado formal
entre los US$70 y US$ 300 millones.
-Número de contratistas en el 2010; 1200 agrupados en
200 compañías y 3 cooperativas.
-La Rinconada sigue siendo considerado uno de los
centros poblados con altos índices de pobreza en el departamento de Puno.
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