sábado, 6 de julio de 2013

La lucha por los derechos fundamentales del proletariado minero en La Rinconada




La clase obrera y el pueblo en su larga brega y lucha contra el sistema capitalista, debe proseguir combatiendo al neoliberalismo, la globalización y el plan económico de nueva acumulación originaria, enarbolando las banderas que estableciera Carlos Marx hoy plenamente vigentes y a la orden del día: salario, jornada y condiciones de trabajo.

A más de 5000 msnm se encuentra una de las ciudades más altas en el mundo, el centro poblado de La Rinconada, en la provincia de San Antonio de Putina, departamento de Puno. Lugar donde cientos de familias obreras sobreviven a las condiciones de explotación y opresión a la que este sistema las condena. En nuestro país, existe la grande, mediana y pequeña minería; en el caso de las dos primeras el sistema capitalista lleva adelante su agresivo plan de nueva acumulación originaria bajo una legislación que los beneficia ampliamente, esquilmando a la clase y el pueblo, así como despojándola de sus medios de producción, sumiéndolas en las peores condiciones, negando derechos y libertades que la propia legislación reconoce.

Pero es en la pequeña y la microminería donde se ubica principalmente la minería llamada informal,  a la que el Estado busca demarcar geográficamente y controlar a favor de la gran minería. Al Estado no le interesa el proletariado minero ni sus derechos fundamentales, sino la concentración de capitales, por eso pretende formalizarlos para controlar su actividad e imponerle tasas tributarias.

Sin embargo, este tipo de minería informal actúa con el aval de los gobiernos de turno. Ahí están los casos de congresistas como el aprista Tomás Cenzano, quien en 2010 generó polémica por ser concesionario en La Rinconada y deber a la Sunat más de S/. 400 millones o el fujimorista Francisco Ccama, accionista de un empresa de extracción de oro en Ananea, quien tenía denuncias por contaminación ambiental en el río Ramis.
 
Cerca de 15 000 obreros, entre hombres y mujeres que venden su fuerza de trabajo en las distintas faenas,  lo hacen en las peores y más crudas condiciones. Cada día es una suerte seguir con vida y no morir en la mina, al año fallecen entre 40 y 50 mineros por no contar con los  medios de protección necesarios, a pesar que existen reglamentos a nivel nacional e internacional que resguardan la seguridad y la salud de los trabajadores.Así al proletariado se le explota para beneficiar al sistema opresor, por lo que la clase y el pueblo nada deben esperar de quienes tienen el poder,  sólo a través de sus luchas y bajo una dirección proletaria podrán desarrollar su propio camino. Se tiene que defender el derecho al trabajo como derecho fundamental del pueblo y exigir las demandas concretas establecidas como ¡Defensa de las condiciones de trabajo de la clase obrera! ¡Exigimos que toda empresa garantice el costo de los implementos de trabajo y las condiciones que protejan la vida, la salud y el bienestar de los trabajadores!,  ¡Exigimos que los empresarios asuman las implicancias económicas, legales y de cualquier índole de los  accidentes o enfermedad de trabajo! y ¡Exigimos el derecho de los trabajadores mineros a trabajar en un ambiente seguro y ventilado!

En socavones de 400 metros o más el proletariado minero lleva una lucha diaria por sobrevivir, respirando poco oxígeno y más gases tóxicos nocivos para la salud sin los elementos necesarios para protegerse, además de trabajar a temperaturas a más de 15 grados bajo cero. Entre las faenas que se realiza también tenemos a las mujeres obreras llamadas pallaqueras, compuesta por las esposas de los obreros que a la vez son amas de casa, madres solteras, o quienes han perdido a sus esposos en la mina;  son ellas las que forman parte del último escalón de la cadena de búsqueda del oro. Su trabajo consiste en seleccionar manualmente con un rastrillo, las rocas con contenido de oro que se hallan en los desmontes desechados por la mina para luego ser llevado a los molinos locales y separar el oro.

“En la mina nuestros esposos trabajan, pero no traen mucho,  en un mes  200, 300 soles no alcanzan para nada, para pagar el agua para la luz, por eso nosotros pobres venimos a pallaquiar al desmonte. El gobierno nos quiere matar de hambre.”,   es uno de los tantos testimonios que recogimos como parte de una investigación realizada el año pasado.
 
Mujeres que por su doble opresión son aherrojadas al incorporarse al sistema productivo general para la generación de mayor plusvalía a costa de desangrarlas explotándolas y arrasando sus derechos. Mientras su compañeros de clase se ven sujetos a trabajar mediante la modalidad de “cachorreo”, que consiste en trabajar gratis en un socavón para un contratista; luego de 30 días de avanzar y perforar la roca, éste les paga con uno o dos días más para extraer de 3 ó 4 perforaciones todo lo que saquen en oro y la ganancia sea repartida entre unos 300 mineros. Modalidad que viene desde la época de la Colonia y es una expresión de los rezagos semifeudalesque existen en una sociedad que hoy es capitalista y dependiente del imperialismo, tras haberse desenvuelto todo un proceso de 100 años de capitalismo burocrático y veinte de neoliberalismo.
 
El 76.6% de la población de La Rinconada se dedica a las labores minero-artesanales trabajando para contratistas, y el resto lo hace de forma independiente o como intermediarios. Y pese a las extenuantes horas en las que venden su fuerza de trabajo, más del 70% de los obreros mineros reciben ingresos por debajo de los 650 soles. En el actual sistema capitalista el salario no permite cubrir las necesidades elementales, es decir los medios necesarios para la subsistencia del obrero y su familia, por lo que su incremento debe darse de acuerdo al costo de vida. Por ello: ¡Exigimos que el salario sea establecido en base a la composición de una canasta básica que contemple: alimentación, vivienda, vestido, salud, educación, recreación y cultura, e incluso transporte y comunicación! ¡Respeto a la jornada de 8 horas! En trabajos nocturnos exigir: jornada más corta, mayor remuneración y en condiciones más reparadoras.

El actual gobierno de derecha  de Ollanta Humala viene desarrollando su plan económico de nueva acumulación originaria de capital, de mayor explotación y esquilmación a la clase, el pueblo y los recursos naturales.  Plan que consiste en el despojo de los medios de producción, en la concentración de tierras principalmente en el norte, en la redoblada represión que no benefician ni a la clase ni al pueblo. Y un plan político de unir a todos los defensores del sistema para impedir que el camino del pueblo se desenvuelva, desviándolo con programas sociales que sólo son migajas, paliativos que no solucionan el problema de fondo.  A la par, la lucha popular masiva se sigue desarrollando, y vemos cómo la clase obrera y el pueblo expresan su rechazo al desenvolviendo de estos planes y luchan contra la apropiación de la tierra, por defender los recursos naturales, contra la expansión minera, además de la vigencia de las tres banderas de la clase: aumento de sueldos y salario, respeto de las ocho horas y mejores condiciones de trabajo. De lo que se deriva que la contradicción principal pueblo- Estado se viene agudizando.

Una ciudad hacinada y tugurizada

En menos de 30 años el centro poblado creció considerablemente llegando a tener más de 10 mil habitantes, la mayoría son de otras provincias.
Así tenemos que el 31.2% son de  San Antonio de Putina,  el 28.3% de Azángaro, 13.2% de San Román, 7.5% Sandia,  5.4% Huancané.
 En La Rinconada, la población vive sin agua y desagüe, la mayoría sin fluido eléctrico, y las condiciones sanitarias son deplorables llegando al extremo de ver las calles infestadas de basura y desechos.

¡Respeto al derecho a la sindicalización y la huelga!

“Uno ya no puede abrir la boca por el temor de que nos metan presos. No hay sindicato, no hay unión” es  la opinión de un obrero minero. En el centro poblado,  el derecho a la sindicalización no es respetado, siendo una conquista de la clase que ha costado la vida de muchos que lograron alcanzar este derecho, estipulado en la Constitución, de lo cual deriva exigir que se respete.  La clase debe tener como una de las formas de organización a los sindicatos para combatir por sus derechos políticos y sociales en función de la brega del proletariado por el cumplimiento de su papel histórico en perspectiva.  Así como el derecho a la huelga, como forma principal de lucha en el campo económico. La libertad de los obreros es hacer huelga, la del burgués, usar la fuerza, la represión para deshacerla. Debemos exigir: ¡Conquista del derecho a la sindicalización de todos los trabajadores contratados temporalmente bajo cualquier modalidad! ¡Respeto irrestricto al derecho a huelga! ¡No a las reglamentaciones legales!

A todo esto, concluimos que el proletariado minero informal o artesanal debe organizarse para luchar por defender las tres banderas tales como salario, jornada y condiciones de trabajo, exigiendo se respete su derecho al trabajo y que la actividad laboral que realiza es legítima porque con ello lleva sustento a su hogar. De allí la necesidad de que se le garantice su derecho a la salud y jubilación, a la sindicalización como un derecho arrancado por la clase y el pueblo. Así como exigir sean beneficiados del canon minero que administran las regiones con conquistas que le han sido negadas, como programas de vivienda, luz, agua, desagüe, telefonía; educación básica y superior, entre otros. Sólo bajo estas condiciones podrá darse la lucha por la formalización, la cual debe ser la lucha por el reconocimiento de su actividad laboral y derechos fundamentales.

Apuntes:
-La producción de oro en La Rinconada en el 2010, se calculaba entre 2 y 10 toneladas anuales, cotizándose en el mercado formal entre los US$70 y US$ 300 millones.
-Número de contratistas en el 2010; 1200 agrupados en 200 compañías y 3 cooperativas.
-La Rinconada sigue siendo considerado uno de los centros poblados con altos índices de pobreza en el departamento de Puno.


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