Cuando se propala como
primicia investigativa una información falsa
Por Gustavo Gorriti.-
El día de hoy, miércoles 16 de abril, El Comercio
encabezó su primera plana con un estridente titular de tres líneas, que
entrecomillaba una supuesta declaración reveladora de “siniestros planes” como
calificaba en el colgado.
“Hay que liberar a los camaradas para que la lucha
armada no caiga” es el título, que correspondería a una supuesta expresión del
hoy detenido Alfredo Crespo, abogado de Abimael Guzmán y dirigente del Movadef.
El colgado sobre el “tema del día”, explica el título:
“Estrategia del terror: Al descubierto los siniestros planes de Sendero
Luminoso para reactivarse”.
La presunta revelación, firmada por los periodistas
Rocío La Rosa y Rodrigo Cruz Arana, se desarrolla, en toda la página dos del
diario, cuyo título: “Abogados de Abimael solicitaron dinero a ‘Artemio’ para
retomar lucha armada”, la resume.
La información está basada en las declaraciones de un
colaborador eficaz que afirma haber sido testigo de una reunión en el Alto
Huallaga entre los abogados de Abimael Guzmán, Alfredo Crespo y Manuel Fajardo,
con ‘Artemio’, entonces en libertad y al mando de algunas decenas de
senderistas armados.
Alfredo Crespo (Foto: Publimetro.pe)
Según el colaborador eficaz, la reunión se produjo el
14 de abril de 2008. Crespo se ocultaba bajo el seudónimo de ‘Lucas’ y Fajardo
bajo el de ‘Bartolo’.
La versión abunda en detalles de lo que supuestamente
se habló en esa reunión, incluido el vino y la pachamanca.
En el mismo documento, el colaborador eficaz afirma
que Fajardo, ‘Bartolo”, volvió al Huallaga, y que fue recogido el 22 de junio
de 2008 del hotel ‘La Muralla’, en Tingo María, por dos senderistas cuyas
chapas eran ‘Chocolate’ y ‘Chanchín’ que lo llevaron a la reunión con
‘Artemio’, descrita también en la nota de El Comercio.
La historia, pese a lo vieja, es sugerente. El
problema es que no es cierta. No solo es falsa sino que se sabía que lo era
desde por lo menos comienzos del año pasado.
Cuando se recibió la versión por primera vez, apenas
se tuvo la declaración del colaborador eficaz, algunos oficiales de la Dircote
expresaron dudas sobre la verosimilitud del testimonio. Monitoreaban a los
abogados de Abimael Guzmán y no se les cocinaban las fechas.
El entonces ministro del Interior, Wilfredo Pedraza,
encargó verificar el contenido de la supuesta revelación a un oficial de
investigaciones especiales de la Dircote. Este la llevó a cabo en poco tiempo y
remitió a Pedraza un informe breve, de una página, que desmintió en forma
contundente lo afirmado por el colaborador eficaz.
Los dos párrafos más importantes fueron resaltados en
mayúsculas por el propio oficial de la PNP:
Extracto del informe elaborado por un oficial de la
Dircote.
¿Cómo supo ese oficial que Fajardo no se hospedó en el
hotel La Muralla? Porque obtuvo la lista de huéspedes y la pasó por todos los
filtros de identificación y antecedentes hasta estar seguro de haber asociado
cada nombre a una persona en concreto. Y ahí no estaba Fajardo.
Constatar que Crespo visitó a Abimael Guzmán en la
Base Naval fue bastante más fácil. El entonces jefe del Centro de Reclusión de
Máxima Seguridad en la Base, capitán de Navío AP Manuel Bulnes, lo certificó
así en una comunicación dirigida al jefe del INPE, José Luis Pérez Guadalupe.
No siendo ubicuo, Crespo no pudo haber estado en esa
fecha en el Huallaga.
El testimonio de ese colaborador eficaz era falso,
como se demostró. No fue la única falsedad incluida dentro de las
investigaciones policiales y fiscales que se llevaron a cabo entonces, pero esa
es materia de otra nota.
El informe, hecho para prevenir una metida de pata del
ministro y del sector, se encarpetó púdicamente en el ministerio.
Pero, unos meses después, el Mininter fue hackeado
y una serie de documentos que produjeron distintos grados de bochorno, fueron
repartidos al ancho mundo por los hackeadores.
Entre ellos, el informe del oficial de Policía
desvirtuando la declaración del Colaborador Eficaz.
Finalmente, hasta el Movadef se percató de la
existencia de esos documentos y los reprodujo en sus publicaciones web.
El hecho es que El Comercio presentó como una primicia
sensacional algo que había sido probado como falso primero en privado y después
en público, hace varios meses.
Otros medios han metido la pata también, pero la de El
Comercio es la pata más grande (o, digamos, la más concentrada) en el periodismo
nacional.
¿Por qué lo hizo? Hay dos razones posibles, que no son
excluyentes: Por negligencia y descuido de los criterios más elementales de
reportaje y verificación; o por desinformar.
Hace pocas semanas, El Comercio cerró su unidad de
investigación y casi todos los periodistas dejaron el diario.
Se fueron los periodistas Miguel Ramírez, Óscar
Castilla, Fabiola Torres y Nelly Luna. De la unidad de investigación solo quedó
la periodista Elizabeth Salazar, pero la unidad en sí dejó de existir.
Es poco probable que, con la disciplina de
verificación que desarrolla todo aquel que se dedica a investigar, una nota
como la publicada hoy a tambor batiente y platillo restallante, hubiera sido
firmada por alguno de los periodistas que salió.
¿Que como el Movadef está vinculado con Sendero, a
nadie le importa? Pues sí que importa, y mucho. Una Democracia que no se
defiende con la verdad, tarde o temprano deja de serlo. Quienes utilizan la
desinformación, manejan el arma desarrollada por las dictaduras y que las define
claramente: la mentira bajo la apariencia de verdad.
Fuente:
http://idl-reporteros.pe/2014/04/16/columna-de-reporteros-172/
Gustavo Gorriti, director de IDL-Reporteros (Foto:
Christian Osés).
Reproducción de la columna ‘Las palabras’
publicada en la edición 2330 de la revista ‘Caretas’.
Efectista y desacertada
La impresionante redada contra el Movadef, que tuvo
lugar la semana pasada, haría pensar, a juzgar por los recursos movilizados,
que el Gobierno peruano reaccionó en todos los frentes ante un peligro mayor,
claro e inminente.
Sobre todo si se la compara con la extraña negligencia
que mantuvo en otros casos urgentes en el ámbito de seguridad.
Uno, por ejemplo, es el crecimiento explosivo de
narcovuelos, especialmente en el VRAE, que han alcanzado dimensiones tales como
para considerar reconstruido, (por más que sea en otra dirección) el puente
aéreo que marcó el auge del narcotráfico desde comienzos de la década de 1980
hasta mediados de los 90.
Otro es la virulencia con que ha crecido el crimen
organizado, especialmente el más violento. Lo peligroso de ese fenómeno es que
no se trata de un proceso lento, sino uno que suele desencadenarse con rapidez
y que una vez afianzado resulta mucho más difícil de enfrentar que cuando
todavía es incipiente.
Ninguno de estos dos problemas ha sido enfrentado,
salvo esfuerzos meritorios pero aislados, por este Gobierno con seriedad,
responsabilidad y, menos aún, con eficiencia.
Entonces, al ver el aparatoso despliegue de la redada
contra el Movadef, pensé que de repente el Gobierno sabía algo que los demás
ignorábamos hasta ese momento.
Así que me pregunté y me pregunto de nuevo: en el caso
del Movadef, ¿hay algún peligro real, nuevo, inminente? ¿Hay algo que no se
conozca?
Hasta donde he podido ver, no hay nada que no se haya
sabido una y cien veces.
El hecho es que se movilizó los recursos operativos
más selectos del Estado para capturar a gente que hace vida pública y que no
está en la clandestinidad. Al ver los arrestos, además, daba la impresión de
que alguien había tenido una mala lectura de González Prada y estaba llevando a
cabo una guerra alucinada contra la geriatría.
Lanzar a fuerzas combinadas de la Policía y de la
Fuerza Armada, junto con decenas de fiscales, contra una organización
derrotada, vencida, con un porcentaje muy alto de presos y de viejos, varios de
ellos en franca entropía vital, no tiene sentido.
¿Que el mensaje de estos viejos ha calado en algunos
jóvenes que desconocen o no conocen bien el pasado terrible de la guerra
interna? Es verdad. Pero, ¿cuál es ahora ese mensaje? ¿Existe alguna prueba,
luego de todas las investigaciones, de que se esté organizando a esos jóvenes
desorientados, hacia la violencia, que se los esté preparando para la
insurrección? Ninguna. No la hay en ninguno de los documentos que explican y
justifican esa operación.
Debo decir que no tengo duda sobre la relación
estrecha y subordinada que existe entre el Movadef y el PCP-SL que dirige
Abimael Guzmán. Aquél es, en mi opinión, un ‘organismo generado’ que sigue con
disciplina los objetivos del PCP-SL de Guzmán.
Pero la pregunta por responder es ¿cuáles son ahora
esos objetivos?
“Perseo 2014” revela la respuesta equivocada a esa
pregunta a través de una ceguera histórica: el intento de ignorar cambios
fundamentales ocurridos desde 1992 hasta ahora.
Se actúa como si el SL de Guzmán fuera todavía una
organización en guerra o conspirando para volver a ella.
Pero la realidad es que el SL de Guzmán es una
organización derrotada, que reconoce su derrota e intenta concretar “un acuerdo
de paz” desde 1993.
Lo que hasta entonces había sido la proclama radical y
disyuntiva de la inevitabilidad de la guerra y la predeterminación del triunfo,
se convirtió en la constatación de la derrota. Y en la aceptación de la misma.
El llamado “pensamiento Gonzalo” posterior a las
negociaciones con Montesinos y sus asesores, no tiene nada que ver con lo que
antes pasaba como tal.
Abimael Guzmán consiguió parar intelectualmente de
cabeza a su organización, persuadirla de la necesidad de creer en y defender
posiciones que antes hubieran resultado anatema. El otrora ardiente enemigo del
revisionismo terminó revisando todo. Y tan fuerte fue el culto a la
personalidad en su organización, que la mayoría de sus militantes lo siguió.
Desde que abortaran las conversaciones con Montesinos
y Fujimori hasta ahora, pasaron muchos años. Creo que tanto Abimael Guzmán como
Elena Iparraguirre asumen que morirán en prisión. Los otros condenados a cadena
perpetua, también.
Buena parte de lo que ahora esperan es negociar
mejoras en las condiciones penitenciarias para los que seguirán en prisión así
como la libertad para los que cumplieron sus condenas. ¿Tienen derecho a pedir
hablar sobre eso y discutirlo? Por supuesto que lo tienen.
Están vencidos, doblegados y han sido castigados con
la mayor dureza que establece la ley. Los que quedan en prisión buscan
condiciones más dignas de encierro; y los que han salido en libertad, reclaman
la posibilidad de ejercer derechos básicos, como el de trabajar y expresarse
libremente. Mientras sea un ejercicio pacífico y legal de esos derechos, ¿qué
razón hay en denegarlos?
¿Que no han pedido perdón ni han reconocido
públicamente su sangriento error y que tampoco han proclamado su lealtad a la
democracia constitucional y su repudio perpetuo a la vía de las armas?
Es verdad que no lo han hecho en forma lo suficientemente
clara. Pero, ¿ha habido alguien dentro del Estado que lo haya demandado dentro
de un mínimo proceso de diálogo? ¿Que con ellos no hay nada que conversar? ¿Y
por qué nadie de la ultraderecha protestó cuando hubo las conversaciones, Frank
Sinatra y torta de chocolate de por medio, con Montesinos?
"La Historia con frecuencia entierra causas e
ideas incluso antes de enterrar a las personas"
¿Que esa es una táctica de engaño del senderismo que
practica “la guerra sin tiempo” y que esperará pacientemente a salir en
libertad para volver a la vía de las armas?
Esa es una falacia. No existe la “guerra sin tiempo”.
Hay guerras de toda duración, desde las muy cortas
hasta las muy prolongadas. Pero toda guerra tiene un comienzo y un fin. Las
protagonizan seres humanos insertados dentro de la Historia, que con frecuencia
entierra causas e ideas incluso antes de enterrar a las personas. Y, pase lo
que pase, estas eventualmente envejecen, declinan y mueren.
En el caso de los senderistas, han pagado y saben que
van a seguir pagando el precio de la derrota. Han querido negociar algunos
términos de la misma con el Estado, y no han logrado interlocutor. Ha sido un
error. Otras naciones, que han manejado contrainsurgencias inteligentes en el
nivel político, han aceptado rendiciones después de largas guerras insurgentes
y logrado el mejoramiento de condiciones de rendición o encierro a cambio de
claras ventajas para la sociedad y el Estado.
Por lo pronto, el hecho es que entre los cientos de
senderistas que salieron en libertad por cumplimiento de condena, el porcentaje
de gente que volvió al camino de la violencia armada (política o criminal) es
prácticamente inexistente.
Escribiré más sobre este tema en el futuro próximo.
Concluyo con lo que para mí es evidente: en medio de problemas importantes de
seguridad, que se agravan, la acción del Gobierno contra el Movadef fue
efectista y errada.
Si se patea a un adversario vencido, la persecución
exagerada crea un sentimiento de simpatía en muchos, que puede tornarse en
solidaridad. Y el efímero efecto se esfumará entre la maraña de serios
problemas desatendidos, ayer urgentes, mañana graves♦
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