sábado, 19 de abril de 2014

LIBERTAD PARA DETENIDOS DEL MOVADEF -OPINIONES



Cuando se propala como primicia investigativa una información falsa
Foto

Por Gustavo Gorriti.-
El día de hoy, miércoles 16 de abril, El Comercio encabezó su primera plana con un estridente titular de tres líneas, que entrecomillaba una supuesta declaración reveladora de “siniestros planes” como calificaba en el colgado.
“Hay que liberar a los camaradas para que la lucha armada no caiga” es el título, que correspondería a una supuesta expresión del hoy detenido Alfredo Crespo, abogado de Abimael Guzmán y dirigente del Movadef.
El colgado sobre el “tema del día”, explica el título: “Estrategia del terror: Al descubierto los siniestros planes de Sendero Luminoso para reactivarse”.
La presunta revelación, firmada por los periodistas Rocío La Rosa y Rodrigo Cruz Arana, se desarrolla, en toda la página dos del diario, cuyo título: “Abogados de Abimael solicitaron dinero a ‘Artemio’ para retomar lucha armada”, la resume.
La información está basada en las declaraciones de un colaborador eficaz que afirma haber sido testigo de una reunión en el Alto Huallaga entre los abogados de Abimael Guzmán, Alfredo Crespo y Manuel Fajardo, con ‘Artemio’, entonces en libertad y al mando de algunas decenas de senderistas armados.

Alfredo Crespo (Foto: Publimetro.pe)

Según el colaborador eficaz, la reunión se produjo el 14 de abril de 2008. Crespo se ocultaba bajo el seudónimo de ‘Lucas’ y Fajardo bajo el de ‘Bartolo’.
La versión abunda en detalles de lo que supuestamente se habló en esa reunión, incluido el vino y la pachamanca.
En el mismo documento, el colaborador eficaz afirma que Fajardo, ‘Bartolo”, volvió al Huallaga, y que fue recogido el 22 de junio de 2008 del hotel ‘La Muralla’, en Tingo María, por dos senderistas cuyas chapas eran ‘Chocolate’ y ‘Chanchín’ que lo llevaron a la reunión con ‘Artemio’, descrita también en la nota de El Comercio.
La historia, pese a lo vieja, es sugerente. El problema es que no es cierta. No solo es falsa sino que se sabía que lo era desde por lo menos comienzos del año pasado.
Cuando se recibió la versión por primera vez, apenas se tuvo la declaración del colaborador eficaz, algunos oficiales de la Dircote expresaron dudas sobre la verosimilitud del testimonio. Monitoreaban a los abogados de Abimael Guzmán y no se les cocinaban las fechas.
El entonces ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, encargó verificar el contenido de la supuesta revelación a un oficial de investigaciones especiales de la Dircote. Este la llevó a cabo en poco tiempo y remitió a Pedraza un informe breve, de una página, que desmintió en forma contundente lo afirmado por el colaborador eficaz.
Los dos párrafos más importantes fueron resaltados en mayúsculas por el propio oficial de la PNP:
http://idl-reporteros.pe/wp-content/uploads/2014/04/Oficial_PNP.png
Extracto del informe elaborado por un oficial de la Dircote.

¿Cómo supo ese oficial que Fajardo no se hospedó en el hotel La Muralla? Porque obtuvo la lista de huéspedes y la pasó por todos los filtros de identificación y antecedentes hasta estar seguro de haber asociado cada nombre a una persona en concreto. Y ahí no estaba Fajardo.
Constatar que Crespo visitó a Abimael Guzmán en la Base Naval fue bastante más fácil. El entonces jefe del Centro de Reclusión de Máxima Seguridad en la Base, capitán de Navío AP Manuel Bulnes, lo certificó así en una comunicación dirigida al jefe del INPE, José Luis Pérez Guadalupe.
No siendo ubicuo, Crespo no pudo haber estado en esa fecha en el Huallaga.
El testimonio de ese colaborador eficaz era falso, como se demostró. No fue la única falsedad incluida dentro de las investigaciones policiales y fiscales que se llevaron a cabo entonces, pero esa es materia de otra nota.
El informe, hecho para prevenir una metida de pata del ministro y del sector, se encarpetó púdicamente en el ministerio.
Pero, unos meses después, el Mininter fue hackeado y una serie de documentos que produjeron distintos grados de bochorno, fueron repartidos al ancho mundo por los hackeadores.
Entre ellos, el informe del oficial de Policía desvirtuando la declaración del Colaborador Eficaz.
Finalmente, hasta el Movadef se percató de la existencia de esos documentos y los reprodujo en sus publicaciones web.
El hecho es que El Comercio presentó como una primicia sensacional algo que había sido probado como falso primero en privado y después en público, hace varios meses.
Otros medios han metido la pata también, pero la de El Comercio es la pata más grande (o, digamos, la más concentrada) en el periodismo nacional.
¿Por qué lo hizo? Hay dos razones posibles, que no son excluyentes: Por negligencia y descuido de los criterios más elementales de reportaje y verificación; o por desinformar.
Hace pocas semanas, El Comercio cerró su unidad de investigación y casi todos los periodistas dejaron el diario.
Se fueron los periodistas Miguel Ramírez, Óscar Castilla, Fabiola Torres y Nelly Luna. De la unidad de investigación solo quedó la periodista Elizabeth Salazar, pero la unidad en sí dejó de existir.
Es poco probable que, con la disciplina de verificación que desarrolla todo aquel que se dedica a investigar, una nota como la publicada hoy a tambor batiente y platillo restallante, hubiera sido firmada por alguno de los periodistas que salió.
¿Que como el Movadef está vinculado con Sendero, a nadie le importa? Pues sí que importa, y mucho. Una Democracia que no se defiende con la verdad, tarde o temprano deja de serlo. Quienes utilizan la desinformación, manejan el arma desarrollada por las dictaduras y que las define claramente: la mentira bajo la apariencia de verdad.
Fuente:
http://idl-reporteros.pe/2014/04/16/columna-de-reporteros-172/

Gustavo Gorriti, director de IDL-Reporteros (Foto: Christian Osés).
Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2330 de la revista ‘Caretas’.
Efectista y desacertada
La impresionante redada contra el Movadef, que tuvo lugar la semana pasada, haría pensar, a juzgar por los recursos movilizados, que el Gobierno peruano reaccionó en todos los frentes ante un peligro mayor, claro e inminente.
Sobre todo si se la compara con la extraña negligencia que mantuvo en otros casos urgentes en el ámbito de seguridad.
Uno, por ejemplo, es el crecimiento explosivo de narcovuelos, especialmente en el VRAE, que han alcanzado dimensiones tales como para considerar reconstruido, (por más que sea en otra dirección) el puente aéreo que marcó el auge del narcotráfico desde comienzos de la década de 1980 hasta mediados de los 90.
Otro es la virulencia con que ha crecido el crimen organizado, especialmente el más violento. Lo peligroso de ese fenómeno es que no se trata de un proceso lento, sino uno que suele desencadenarse con rapidez y que una vez afianzado resulta mucho más difícil de enfrentar que cuando todavía es incipiente.
Ninguno de estos dos problemas ha sido enfrentado, salvo esfuerzos meritorios pero aislados, por este Gobierno con seriedad, responsabilidad y, menos aún, con eficiencia.
Entonces, al ver el aparatoso despliegue de la redada contra el Movadef, pensé que de repente el Gobierno sabía algo que los demás ignorábamos hasta ese momento.
Así que me pregunté y me pregunto de nuevo: en el caso del Movadef, ¿hay algún peligro real, nuevo, inminente? ¿Hay algo que no se conozca?
Hasta donde he podido ver, no hay nada que no se haya sabido una y cien veces.
El hecho es que se movilizó los recursos operativos más selectos del Estado para capturar a gente que hace vida pública y que no está en la clandestinidad. Al ver los arrestos, además, daba la impresión de que alguien había tenido una mala lectura de González Prada y estaba llevando a cabo una guerra alucinada contra la geriatría.
Lanzar a fuerzas combinadas de la Policía y de la Fuerza Armada, junto con decenas de fiscales, contra una organización derrotada, vencida, con un porcentaje muy alto de presos y de viejos, varios de ellos en franca entropía vital, no tiene sentido.
¿Que el mensaje de estos viejos ha calado en algunos jóvenes que desconocen o no conocen bien el pasado terrible de la guerra interna? Es verdad. Pero, ¿cuál es ahora ese mensaje? ¿Existe alguna prueba, luego de todas las investigaciones, de que se esté organizando a esos jóvenes desorientados, hacia la violencia, que se los esté preparando para la insurrección? Ninguna. No la hay en ninguno de los documentos que explican y justifican esa operación.
Debo decir que no tengo duda sobre la relación estrecha y subordinada que existe entre el Movadef y el PCP-SL que dirige Abimael Guzmán. Aquél es, en mi opinión, un ‘organismo generado’ que sigue con disciplina los objetivos del PCP-SL de Guzmán.
Pero la pregunta por responder es ¿cuáles son ahora esos objetivos?
“Perseo 2014” revela la respuesta equivocada a esa pregunta a través de una ceguera histórica: el intento de ignorar cambios fundamentales ocurridos desde 1992 hasta ahora.
Se actúa como si el SL de Guzmán fuera todavía una organización en guerra o conspirando para volver a ella.
Pero la realidad es que el SL de Guzmán es una organización derrotada, que reconoce su derrota e intenta concretar “un acuerdo de paz” desde 1993.
Lo que hasta entonces había sido la proclama radical y disyuntiva de la inevitabilidad de la guerra y la predeterminación del triunfo, se convirtió en la constatación de la derrota. Y en la aceptación de la misma.
El llamado “pensamiento Gonzalo” posterior a las negociaciones con Montesinos y sus asesores, no tiene nada que ver con lo que antes pasaba como tal.
Abimael Guzmán consiguió parar intelectualmente de cabeza a su organización, persuadirla de la necesidad de creer en y defender posiciones que antes hubieran resultado anatema. El otrora ardiente enemigo del revisionismo terminó revisando todo. Y tan fuerte fue el culto a la personalidad en su organización, que la mayoría de sus militantes lo siguió.
Desde que abortaran las conversaciones con Montesinos y Fujimori hasta ahora, pasaron muchos años. Creo que tanto Abimael Guzmán como Elena Iparraguirre asumen que morirán en prisión. Los otros condenados a cadena perpetua, también.
Buena parte de lo que ahora esperan es negociar mejoras en las condiciones penitenciarias para los que seguirán en prisión así como la libertad para los que cumplieron sus condenas. ¿Tienen derecho a pedir hablar sobre eso y discutirlo? Por supuesto que lo tienen.
Están vencidos, doblegados y han sido castigados con la mayor dureza que establece la ley. Los que quedan en prisión buscan condiciones más dignas de encierro; y los que han salido en libertad, reclaman la posibilidad de ejercer derechos básicos, como el de trabajar y expresarse libremente. Mientras sea un ejercicio pacífico y legal de esos derechos, ¿qué razón hay en denegarlos?
¿Que no han pedido perdón ni han reconocido públicamente su sangriento error y que tampoco han proclamado su lealtad a la democracia constitucional y su repudio perpetuo a la vía de las armas?
Es verdad que no lo han hecho en forma lo suficientemente clara. Pero, ¿ha habido alguien dentro del Estado que lo haya demandado dentro de un mínimo proceso de diálogo? ¿Que con ellos no hay nada que conversar? ¿Y por qué nadie de la ultraderecha protestó cuando hubo las conversaciones, Frank Sinatra y torta de chocolate de por medio, con Montesinos?
"La Historia con frecuencia entierra causas e ideas incluso antes de enterrar a las personas"
¿Que esa es una táctica de engaño del senderismo que practica “la guerra sin tiempo” y que esperará pacientemente a salir en libertad para volver a la vía de las armas?
Esa es una falacia. No existe la “guerra sin tiempo”.
Hay guerras de toda duración, desde las muy cortas hasta las muy prolongadas. Pero toda guerra tiene un comienzo y un fin. Las protagonizan seres humanos insertados dentro de la Historia, que con frecuencia entierra causas e ideas incluso antes de enterrar a las personas. Y, pase lo que pase, estas eventualmente envejecen, declinan y mueren.
En el caso de los senderistas, han pagado y saben que van a seguir pagando el precio de la derrota. Han querido negociar algunos términos de la misma con el Estado, y no han logrado interlocutor. Ha sido un error. Otras naciones, que han manejado contrainsurgencias inteligentes en el nivel político, han aceptado rendiciones después de largas guerras insurgentes y logrado el mejoramiento de condiciones de rendición o encierro a cambio de claras ventajas para la sociedad y el Estado.
Por lo pronto, el hecho es que entre los cientos de senderistas que salieron en libertad por cumplimiento de condena, el porcentaje de gente que volvió al camino de la violencia armada (política o criminal) es prácticamente inexistente.
Escribiré más sobre este tema en el futuro próximo. Concluyo con lo que para mí es evidente: en medio de problemas importantes de seguridad, que se agravan, la acción del Gobierno contra el Movadef fue efectista y errada.
Si se patea a un adversario vencido, la persecución exagerada crea un sentimiento de simpatía en muchos, que puede tornarse en solidaridad. Y el efímero efecto se esfumará entre la maraña de serios problemas desatendidos, ayer urgentes, mañana graves♦

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